Amaia (Laia Costa) acaba de ser madre y se da cuenta de que no sabe muy bien cómo serlo. Al ausentarse su pareja por trabajo unas semanas, decide volver a casa de sus padres, en un bonito pueblo costero del País Vasco, y así compartir la responsabilidad de cuidar a su bebé. Lo que no sabe Amaia es que, aunque ahora sea madre, no dejará de ser hija.
Buena película, con dos brillantes interpretaciones en los papeles de madre e hija (Laia Costa Susy Sánchez). Sin embargo, para mis gustos cinéfilos, demasiado real como la vida misma; y también demasiado cercana. Un alegato sobre la maternidad, que no es tan sublime como nos cuentan; sino que tiene sus altibajos (como todo), y que dependiendo de la situación suele ser bastante estresante.