Australia, año 1922. Tres hombres blancos, contratados por el gobierno, siguen la pista por el outback australiano para atrapar a un nativo, supuesto violador y asesino de una mujer blanca. En su búsqueda les ayuda un experimentado rastreador, también aborígen.
Excepcional película australiana que creía que era de donde sacaron luego «Tracker (2010)», pero en lo único que se parece es que trata de una persecución. En esta film nos cuenta todo el recorrido que pasan los cuatro perseguidores y sus relaciones personales, haciendo mucho hincapié en la prepotencia del hombre blanco hacia otras razas y su racismo más sangriento y cruel. A destacar el papel del rastreador (David Gulpilil), y la buenísima banda sonora cantada, aunque en ocasiones hacen un uso excesivo de la misma, así como de los dibujitos que aparecen siempre que ocurre algún hecho sanguinario.
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