Mikoto es una mujer que trabaja en una posada centenaria en Kibune, Kyoto. El día parece desarrollarse con normalidad, con múltiples huéspedes y obligaciones cotidianas. Un tanto abrumada, Mikoto aprovecha y se toma un descanso a la orilla de un río cercano. Pero cuando regresa de nuevo al trabajo, ya nada es igual: exactamente dos minutos más tarde, por alguna razón, se encuentra nuevamente frente al río. Esto le ocurrirá a ella, y también a otros empleados, camareros, chefs e invitados. Todos comienzan a sentir algo extraño. ¿Podría ser que se encuentren atrapados en un bucle temporal?
Una genialidad de película, en una locura desquiciante en menos de hora y media. LLega a tal punto de que uno piensa y se pregunta: ¡YA BASTA, POR DIOS!, pero sigue en su línea de exasperación de todos los personajes y del que lo está viendo. Repleto de situaciones cómica y absurdas; donde destaca los juegos de cámara siempre siguiendo a los personajes; y sobre todo las papeles de las dos camareras. Le daremos un notable alto.